sábado, 29 de septiembre de 2012

Los subjetivemas



Leyendo entre líneas

Subjetivemas: son palabras portadoras de una visión personal del sujeto que enuncia.

  Por ejemplo, analicemos narraciones históricas. El historiador usa palabras que suelen ser una de las huellas más claras de la evaluación que él hace del suceso que narra.

  Estos son fragmentos de textos históricos que tienen un referente común: La conquista del Perú. En ellos se puede leer sobre el momento en que Atahualpa es apresado por Pizarro:

  “...Atahualpa, acampado en las inmediaciones de Cajamarca, aceptó acudir desarmado y con una numerosa comitiva a conferenciar con los europeos.
  Cuando llegó a la plaza de Cajamarca, un monje salió de las filas españolas, le presentó una Biblia y lo instó a acatar la autoridad de la Iglesia y del rey de España. El monarca indígena rechazó altivamente la propuesta y arrojó a tierra el texto que se le ofrecía. Entonces los soldados españoles emboscados atacaron a su comitiva por todas partes...”

(Miretzky, Royo, Saluzzi)

“... Al día siguiente de la llegada de Pizarro se produjo el encuentro entre Pizarro y Atahualpa. Rápidamente Atahualpa fue apresado y se dispersó toda resistencia indígena...”

(Historia 2. Ed. Santillana)

Ahora habría que preguntarse: ¿Por qué en el segundo texto no se hace referencia a la actitud supuestamente tomada por un miembro de la iglesia? ¿Por qué no se hace notar que los indígenas fueron emboscados? ¿Qué se deja implícito?

Para reflexionar: ¿Qué conclusión se puede sacar de la lectura de estas dos frases?:
“Atahualpa arrojó a tierra el texto que se le ofrecía” y “Atahualpa lo deja caer sonriendo”

Conclusión: Las huellas dejadas por los historiadores nos permiten contextualizar la evaluación ¿A favor o en contra de la conquista?. Toda evaluación para que pueda ser comprendida en su totalidad necesita ser contextualizada. En este caso, contextualizar significa englobar el episodio de Pizarro y Atahualpa en un debate mayor, que podría plantearse así: Descubrimiento Vs. Conquista.
  En el discurso histórico, causas y consecuencias son, también, armadas a partir de la evaluación del sujeto de enunciación, es decir, del historiador. No hay una historia, hay diferentes historias. Los hechos que se relatan en el discurso histórico solamente existen porque han sido verbalizados (porque existen como lenguaje) y, sin embargo, todo ocurre allí como si esa existencia fuera sólo la “copia” pura y  simple de lo “real”.

  Para pensar: ¿Acaso no hacemos permanentemente uso de subjetivemas que, a veces, hasta  de manera “encubierta” dejan traslucir lo que pensamos sobre un tema? Como todos hacemos lo mismo, es necesario aprender a “leer entre líneas”, es decir, descubrir lo que se nos sugiere, lo que se nos esconde, lo que está implícito, lo que se connota.

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